La tierra endurece los años
Que son las cosas, como uñas
Sin forma, afiladas, visibles
Habitantes de una esfera inefable
Que exalta y que late en cualquier sien.
Ha de morir en el instante preciso
En una semilla, en un brote exquisito
Y volviendo a la vida, pero sin vivir
Tiembla como la palabra en boca del poeta.
De buena fuente lo sé, una brisa suave
Se conmueve en los suspiros de la aurora
Hecha para no arder, se consumen las bocas
Y los labios permanecen sellados.
Soy un hombre nuevo iniciado en el olvido.
(P. Traver, dic. 2006)
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