Saturday, October 14, 2006

Vida rural


Detesto la maldad basada en el chisme y en el inventario de falsedades con el vecindario. Una maldad estúpida fuera del arte y del talento. Hay mas creatividad en un asesino en serie o en un pederasta, que en esas personas insulsas, bondadosas y humildes que habitan los campos, los bosques o las estepas. Patéticos malhechores, conspiran contra todo, todo lo envidian y nada comprenden, a todo descalifican y critican, situando chauvinisticamente el demonio en el exterior. Viven lo ajeno como peligroso y envidiable y lo propio como deleznable e insignificante. Matarían por un palmo de tierra; por la titularidad de un árbol venderían a su mujer, sacrifican a los hijos en la hoguera de su vanidad, hacen guerras de clanes por la propiedad de la nada. Envejecen, embrutecen y envilecen todo lo que tocan, como si quisieran que nada externo a sí mismos o a su campanario, sobreviviera a su nada destructora y trivial. Los pueblos son los reductos de los malvados sin inventiva, de los criminales jubilados.

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