Ahora soy sombra, después seré oleaje. Ahora me desprendo del techo, inadvertidamente, como esas arañas que cuelgan en los teatros, ilumino la platea, más tarde me apago y reposo. Construyo planos, refiero olores, propongo aromas que no existen, descifro el laberinto, amaso fortunas e igualo la sensibilidad de los ciegos. Enlato los sabores, distiendo las texturas, ahora sobresalto, más tarde perplejidad y siempre repetición.
Mar o viento, evoco recuerdos y ausencias. Represento pues, algo más que la sucesión del sonido: soy también la referencia acústica de la nada, el silencio. A veces teología y combinatoria. Casi siempre frivolidad sublime. Epica y trascendencia insomne, rabia adosada a la belleza. Exaspero a los melancólicos y acompaño a los aburridos, evoco recuerdos paseándome por las redes de la memoria de donde extraigo casi siempre fotografías en blanco y negro de aquel beso, despedida o escena más o menos banal, pero siempre recordada por subjetiva.
Sólo soy la coartada que buscan los abúlicos y no significo nada
Mar o viento, evoco recuerdos y ausencias. Represento pues, algo más que la sucesión del sonido: soy también la referencia acústica de la nada, el silencio. A veces teología y combinatoria. Casi siempre frivolidad sublime. Epica y trascendencia insomne, rabia adosada a la belleza. Exaspero a los melancólicos y acompaño a los aburridos, evoco recuerdos paseándome por las redes de la memoria de donde extraigo casi siempre fotografías en blanco y negro de aquel beso, despedida o escena más o menos banal, pero siempre recordada por subjetiva.
Sólo soy la coartada que buscan los abúlicos y no significo nada
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